ORGANIZADOR VISUAL DE LOS
MEJORES PINTORES PERUANOS DE LA HISTORIA
CON MINDOMO
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Tradicionalmente
se les llama 'pintores' a los artistas que practican el arte de crear cuadros,
frescos y en general, decorar superficies de forma innovadora y artística. A
partir del siglo XIX, con las nuevas técnicas fotográficas que permitieron
retratos inmediatos y mucho más fieles, los pintores 'de profesión' se
convirtieron en fotógrafos, o se reciclaron como ilustradores gráficos,
bocetistas o caricaturistas, mientras que los pintores 'artistas' se empezaron
a basar en su inspiración personal y no en la comisión de un cliente. Este
ranking se basa precisamente en los artistas, para los cuales Perú ha dado
lugar a importantes nombres a lo largo de su historia. Según tu criterio, ¿cuál
es el mejor pintor peruano de todos los tiempos? ¡Anímate y participa!. (En la
imagen: Acuarela de Juan Raúl Machaca de Aquino).
La Pintura Colonial
Esta se inicia en 1533 con la llegada de los
conquistadores. Según registros el primer cuadro realizado es por Diego de
Mora, Capitán de milicias y pintor, español. Se le menciona como el precursor
de la pintura europea en el Virreinato del Piru (Perú). Nos dejó un retrato del
Inca Atahualpa realizado en Cajamarca, así figura en el Diccionario Benezit y
en el diario de doña Inés Muñoz, esposa de Martín de Alcántara, medio hermano
del conquistador Francisco Pizarro, allí se lee: “… 1533, Mayo, nuestro
amigo el pintor Diego de Mora a terminado un retrato del Inca, no se le parece
mucho, Atahuallpa en persona luze más jóven, tiene muy buena estampa a sus 33
años, la misma edad de Christo…”. (sic). La pintura en el virreinato floreció
con los pintores italianos llegados a Lima: Bernardo Bitti, en 1575; Mateo
Pérez de Alessio, en 1588 y Angelino Medoro, en 1600. Se instalaron grandes
Talleres de Enseñanza donde se formaron pintores, posteriormente maestros,
como: Lázaro Pardo de Lagos, Gregorio Gamarra, Luis de Riaño y junto con ellos
algunos pintores indígenas que aprendieron el arte europeo los que dejaron
escuela, la misma que fue desarrollada por artistas criollos, indígenas, negros
y mestizos.
La Escuela Cusqueña
La prestigiosa Escuela de Pintura Cusqueña o
Pintura Colonial Cusqueña, se caracteriza por su originalidad y gran valor
artístico. Fue el resultado de la unión de dos culturas, la clásica europea y
el anhelo de los pintores indígenas, criollos y mestizos de la Indias de
expresar su realidad y su visión en el arte sacro. Es la única en el mundo que
estofa con láminas de oro, pintando directamente sobre este metal. Existen
maravillosas representaciones de este estilo de arte. Dentro de los pintores
que trabajan en la sede del gran Imperio Inca, destacan en la majestuosidad de
este arte, entre otros, el Inga Diego Quispe Tito, Basilio Santa Cruz
Pumaccacallo y Antonio Sinchi Roca Inga, los que le darían reputación
universal.
El aporte del arte español y, en general del
europeo, influye en la afamada Escuela Cusqueña desde época muy temprana,
cuando se inicia la construcción de la primera Catedral de Cusco que data de
1534, hoy Iglesia del Triunfo aledaña a la Catedral Mayor, cuya
construcción se inició el 11 de marzo de 1560, la misma que se consagró el
domingo 19 de agosto de 1668. Inicialmente la pintura colonial fue de tema
sacro, y realizada por frailes y legos de los diferentes conventos asentados en
la ciudad imperial, los que llegaron acompañados de grabados de arte
flamenco que sirvieron de fuente de inspiración de muchos artistas. Cabe
resaltar que el indígena peruano es ancestralmente artista, eso se ve en todas
las manifestaciones llamadas precolombinas.
Con la llegada de la Orden Jesuita al Cusco en
1571 se inicia la construcción de su Iglesia. Ese mismo año la Orden pidió para
el Perú los servicios de Bitti por ser “…maravilloso pintor…”. Bernardo Bitti
(1548-1610) llegó al Perú el 31 de mayo de 1575 junto con el Procurador Diego
de Bracamonte. Entre el año de su arribo y 1585 trabajó en Lima sus primeras
obras para la Iglesia de San Pedro entre 1576-1580, lo hace para otras ordenes
hasta su viaje al sur del virreinato. Se le encuentra en Cusco en 1585
realizando el retablo principal junto con el H. Pedro de Vargas, trabaja
pinturas y un mural para la Capilla de Indios adjunta a la Iglesia de la
Compañía en dicha ciudad y perdidos en el terremoto de 1650. Su estancia en la
Cusco es la que marca un cambio radical dentro del estilo de la pintura
cusqueña. Pasó a Juli ese mismo año, de allí al Alto Perú y a otras ciudades
del Virreinato, dejando en cada lugar, lienzos que enriquecen hoy los templos
de la Compañía de Jesús. Nuevamente se le encuentra en Cusco entre
1592-1598, realizando pinturas como La Asunción de María en el Convento de la
Merced del Cusco; ocho grandes cuadros de los principales Misterios de la vida
de Nuestro Salvador Jesucristo y la imagen del Niño Jesús para la Cofradía de
los Indios en el Cusco. Relieves en maguey como: Santa Margarita, San Ignacio
Obispo de Antioquía, San Gregorio Papa, San Sebastián y Santiago el Mayor, que
se encuentran en el Museo Histórico Regional del Cusco y la Virgen del Pajarito
en la Catedral de la misma ciudad.
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